LA GRAN PANDEMIA

LA GRAN PANDEMIA

(AINARA HEVIA TORAÑO)


A principios del siglo XXI nos enfrentamos a incendios, contaminación, la guerra de los plásticos y la lucha contra las grandes industrias que está causando el cambio climático en nuestro Planeta. Cada persona, cada país, cada continente, vivía esta lucha a su manera y se enfrentaba a ella como mejor consideraba pero, de repente, algo cambió y el mundo tuvo que actuar al unísono, solidariamente y de forma conjunta para combatir el COVID-19, un virus microscópico que afecta a personas de cualquier lugar, edad, clase y estatus social; ricos, pobres, niños, jóvenes, ancianos, de cualquier raza, color, todos sucumben ante su diminuta presencia pero inmensa malignidad. Entonces, el mundo se paró: se decretó el confinamiento global, país por país y los ciudadanos de todo el mundo debían quedarse en sus casas para prevenir y evitar el contagio.

La Naturaleza se mostró agradecida, el cielo lucía más azul, las noches eran estrelladas de nuevo, las aguas de los ríos, mares y océanos clarificaron su color, algunos animales salieron del bosque adentrándose en los pueblos, incluso en las grandes ciudades se veían más aves y pájaros alegrándonos con sus cantos, pero a pesar de esto y de la enorme solidaridad ciudadana, el COVID-19 seguía presente, había cambiado y cambiaría nuestras vidas para siempre, de una forma que nunca hubiéramos ni podríamos imaginar. No podemos salir de casa ni abrazar a nuestros vecinos, amigos ni familiares. Debemos respetar un distanciamiento social y, aunque, en un futuro el confinamiento se termine nuestra vida nunca volverá a ser la misma. Valoraremos más las pequeñas cosas, como dar un paseo por la playa, admirar las estrellas por la noche, mojarse paseando bajo la lluvia o estar sentado en un parque con amigos. 
El caso es, que cuando podamos volver a salir a la calle habrá una nueva realidad porque la normalidad tal como la conocíamos hasta ahora no será tal. Por el momento, el COVID-19 es el gran desconocido, sólo sabemos que nos ataca y destruye, que cada vez se descubren nuevos síntomas de la enfermedad pero no medicamentos que puedan paliarla ni vacunas para su control, es por esto que el día que podamos salir, nuestra vida habrá cambiado, pues no podremos demostrar nuestros afectos con la misma efusividad que antes, deberemos llevar mascarillas que cubran nuestros rostros, guantes protectores y habrá APPS móviles que controlarán nuestros movimientos y con quién nos relacionamos. 
Ahora que vamos a valorar más que nunca nuestra libertad, será cuando más que nunca esté coartada. 

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