ALUMNADO DE 3º DE ESO EN LANZAROTE

PROYECTO ERASMUS+ "ESTUDIANTES EUROPEOS AL OTRO LADO DEL VOLCÁN"

El miércoles día 10 de abril, parte del alumnado de 3º , se desplazó a la isla de Lanzarote para concretar una ruta que, posteriormente, se realizará con otros alumnos participantes en el proyecto ERASMUS+ y procedentes de distintas zonas de Europa.





Comienzo de la subida a risco partido.


Siguiendo la subida tomando como referencia el tubo volcánico.



Detalle del interior del tubo volcánico con las gotas de lava solidificada.




El grupo dentro del tubo volcánico de risco partido.



José Luis explicando las características de las coladas pahoehoe, que significa suave.




Maqueta Parque Nacional Timanfaya.



En el interior del tubo volcánico del volcán de La Corona Jameos del Agua.



En el mirador Del Río con el archipiélago Chinijo de fondo.





Esquema volcán de La Corona.



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HARÍA, MIRADOR DEL RÍO, JAMEOS DEL AGUA Y FUNDACIÓN CÉSAR MANRIQUE


Nos acercamos al pueblo de Haría por el interior de la isla, tras ver el monumento al campesino, obra de César Manrique, pasando por Teguise, Los Valles y el Mirador de Haría. Tras un reparador almuerzo en la Residencia Escolar de Haría, e intercambio de información con docentes y alumnado que trabajan y viven allí, nos dirigimos a trabajar la segunda parte de la visita, centrada en la figura de César Manrique, arquitecto, escultor y pintor; un maestro de la unión equilibrada entre el arte y el paisaje.

Nos acercamos inicialmente al Mirador del Río, probablemente el mirador más conocido de la isla de Lanzarote, pues desde este punto se obtiene una imagen privilegiada del archipiélago Chinijo, especialmente de la isla de La Graciosa.

Desde el Mirador del Río nos acercamos a los Jameos del Agua, uno de los lugares donde César Manrique supo imaginar y transformar lo que era el desplome del techo de un tubo volcánico por el que corrió la lava procedente del volcán de la Corona, al norte de la isla, en un espacio único en el mundo. Fue su mente privilegiada la que diseñó la modelación del agreste y negro basalto para dar forma a un lugar en el que reinan armonía, belleza, paz y sosiego. Blanco, azul, verde y negro, los colores que Manrique regaló a su isla, se entremezclan a lo largo de un recorrido singular y de extraordinaria belleza, finalizando la visita sentándonos a reflexionar en su original Auditorio, único en el mundo por sus características geológicas y condiciones acústicas. Los cangrejos ciegos, una especie endémica de la isla, la piscina de aguas turquesas, y el túnel de la Atlántida, que se adentra en el Atlántico.

Finalizamos esta segunda etapa de la visita a la isla de Lanzarote en la Fundación César Manrique, que celebra este año los 100 años del nacimiento del artista, y repasamos lo trabajado en el aula lo más relevante de este artista internacional que, tras una primera etapa de figuración moderna y colorista, seguida de una abstracción lírica que incorpora rasgos de raíz constructiva, se adentra a, partir de 1959, en el informalismo matérico. Su pintura se desarrollará a partir del paisaje volcánico de su isla natal, fundada en alusiones a la orografía de Lanzarote.

Pronto sus obras comenzaron a cobrar importancia y le llegan encargos en distintos edificios públicos. Especial importancia tuvieron sus murales en el parador de turismo de Arrecife o en el aeropuerto de Guacimeta en Lanzarote, unas instalaciones que hoy llevan su nombre.

Los años 60 comienza con la proyección internacional de este artista canario, con exposiciones en distintos países. Sin embargo, César Manrique añoraba sus origenes, por lo que se traslada a Lanzarote y junto al arquitecto Fernando Higueras emprende el desarrollo de ideas dirigidas a la creación de espacios tanto en su isla como en el resto de las Canarias, entre los que destacan Los Jameos del Agua, el horno del Timanfaya, el Jardin de Catus y el Mirador del Río (Lanzarote), los Lagos Martianez (Tenerife) o el Mirador de El Palmarejo (La Gomera).

Especial interes tiene su casa en Taro Tahíche, construida en el interior de cinco burbujas de lava. Hoy es centro de la Fundación que lleva su nombre. Nos acercamos al pueblo de Haría por el interior de la isla, tras ver el monumento al campesino, obra de César Manrique, pasando por Teguise, Los Valles y el Mirador de Haría. Tras un reparador almuerzo en la Residencia Escolar de Haría, e intercambio de información con docentes y alumnado que trabajan y viven allí, nos dirigimos a trabajar la segunda parte de la visita, centrada en la figura de César Manrique, arquitecto, escultor y pintor; un maestro de la unión equilibrada entre el arte y el paisaje. 

Nos acercamos inicialmente al Mirador del Río, probablemente el mirador más conocido de la isla de Lanzarote, pues desde este punto se obtiene una imagen privilegiada del archipiélago Chinijo, especialmente de la isla de La Graciosa. 

Desde el Mirador del Río nos acercamos a los Jameos del Agua, uno de los lugares donde César Manrique supo imaginar y transformar lo que era el desplome del techo de un tubo volcánico por el que corrió la lava procedente del volcán de la Corona, al norte de la isla, en un espacio único en el mundo. Fue su mente privilegiada la que diseñó la modelación del agreste y negro basalto para dar forma a un lugar en el que reinan armonía, belleza, paz y sosiego. Blanco, azul, verde y negro, los colores que Manrique regaló a su isla, se entremezclan a lo largo de un recorrido singular y de extraordinaria belleza, finalizando la visita sentándonos a reflexionar en su original Auditorio, único en el mundo por sus características geológicas y condiciones acústicas. Los cangrejos ciegos, una especie endémica de la isla, la piscina de aguas turquesas, y el túnel de la Atlántida, que se adentra en el Atlántico. 

Finalizamos esta segunda etapa de la visita a la isla de Lanzarote en la Fundación César Manrique, que celebra este año los 100 años del nacimiento del artista, y repasamos lo trabajado en el aula lo más relevante de este artista internacional que, tras una primera etapa de figuración moderna y colorista, seguida de una abstracción lírica que incorpora rasgos de raíz constructiva, se adentra a, partir de 1959, en el informalismo matérico. Su pintura se desarrollará a partir del paisaje volcánico de su isla natal, fundada en alusiones a la orografía de Lanzarote. 

Pronto sus obras comenzaron a cobrar importancia y le llegan encargos en distintos edificios públicos. Especial importancia tuvieron sus murales en el parador de turismo de Arrecife o en el aeropuerto de Guacimeta en Lanzarote, unas instalaciones que hoy llevan su nombre. 

Los años 60 comienza con la proyección internacional de este artista canario, con exposiciones en distintos países. Sin embargo, César Manrique añoraba sus origenes, por lo que se traslada a Lanzarote y junto al arquitecto Fernando Higueras emprende el desarrollo de ideas dirigidas a la creación de espacios tanto en su isla como en el resto de las Canarias, entre los que destacan Los Jameos del Agua, el horno del Timanfaya, el Jardin de Catus y el Mirador del Río (Lanzarote), los Lagos Martianez (Tenerife) o el Mirador de El Palmarejo (La Gomera). 

Especial interes tiene su casa en Taro Tahíche, construida en el interior de cinco burbujas de lava. Hoy es centro de la Fundación que lleva su nombre.


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